martes, 22 de marzo de 2011

Alejandra Pizarnik

Mi querida Alejandra!


 AMANTES
Una flor
            no lejos de la noche
            mi cuerpo mudo
       se abre
a la delicada urgencia del rocío


REVELACIONES
En la noche a tu lado
las palabras son claves, son llaves.
el deseo es rey.

Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones.

ENCUENTRO
Alguien entra en silencio y me abandona.
Ahora la soledad no está sola.
Tú hablas como la noche.
Te anuncias como la sed.

viernes, 11 de marzo de 2011

The Red Wheelbarrow

Para mi amiga Christine que, como yo, ama a William Carlos Williams.
La traducción es mía. Considero que la carretilla es roja, atendiendo al título y no que tiene "las ruedas rojas" como he leído en otras traducciones. Creo que divide la palabra Wheelbarrow para obtener una sílaba de tensión media en la línea cuatro. Aparte de eso "wheel" es singular. Traduzco "chickens" como gallinas por eufonía y porque no considero que sea genérico para "pollo". Como siempre advierto que no soy traductor.

The red wheelbarrow

How much depends
upon

a red wheel
barrow

glazed with rain
water

beside the white
chickens

La carretilla roja

cuánto depende
de
una carretilla
roja
esmaltada de agua
de lluvia
junto a las gallinas
blancas

martes, 8 de marzo de 2011

Exvoto

(A las chicas de Flores)

Las chicas de Flores tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposas.

Las chicas de Flores se pasean tomadas de los brazos, para trasmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.

Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamás -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les ayaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan y se apaguen como luciérnagas.


Las chicas de Flores viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo a todos los que pasan por la vereda.


Oliverio Girondo,